Originalmente, los juegos de cartas surgieron en la antigua China cerca del siglo II y además de ser usados como juego de mesa para apostar, también eran utilizados para hacer adivinación.
Históricamente las cartas pasaron de China a Medio Oriente y llegaron a Europa durante el siglo XIV por la ruta comercial de la seda.
Ya en Europa, al ser un juego de azar y apuestas, las cartas estuvieron mezcladas con vicios y corrupción y por esa causa fueron reglamentadas por el gobierno y prohibidas por el clero.
Desde entonces la adivinación con cartas fue una practica marginal e ilegal que algunos grupos humanos, como los gitanos convirtieron en un medio de sustento.
La cartomancia era parte del folclor de muchos pueblos, las cartas más usadas eran la baraja española y los naipes franceses.
Las cartomantes eran mujeres pobres y los mazos que empleaban frecuentemente eran viejos y gastados, a veces incompletos y en ocasiones estaban conformados por cartas de diversa procedencia.
Al ser un conocimiento empírico, no existía uniformidad en significados, ni lineamiento alguno. Cada cartomante dotaba a sus cartas con significados personales y su manera de interpretar era única.
Usualmente relacionada a la estafa, la cartomancia fue logrando cierta aceptación en la sociedad hasta convertirse en pasatiempo de ricos y entretenimiento de la realeza.
La cartomante más famosa de la historia fue Marie Anne Lenormand, quien usaba una baraja francesa muy económica, de 36 cartas, llamada “Piquet”.
En un principio, los Tarots eran muy caros y pasaron varios siglos para que fueran empleados en adivinación.
Hoy en día usamos cartas bellamente ilustradas y plastificadas, existen congresos internacionales de Tarot, además de tiendas especializadas y foros de estudio, sin embargo, en algunos países, todavía se considera una actividad marginal e ilegal.
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