Cuenta la leyenda que Obatalá tenía dos descendientes, uno era pequeño y el otro era grande, un día los llamó y les comunicó: “ya es es hora que ustedes conozcan lo que es el mundo, vayan en busca de fortuna. Tu hijo siendo el hijo mayor, te daré un consejo: respeta a los adultos, muy en especial a los ancianos.”
Los dos muchachos se fueron en búsqueda de la riqueza, por lo que recorrieron varios pueblos. En una de sus travesías llegaron a un pueblo donde había una choza casi destruida, y allí habitaba un anciano, a quien el hijo mayor lo saludó, el anciano no escuchó su saludo, y como el muchacho era terco le dijo a su hermano que el viejo lo escucharía le lanzo una piedra, y el viejo continuaba sin prestar atención, entonces el hermano menor le dice: “vamos continuemos el camino y deja al anciano tranquilo” a lo que su hermano le contesta: “yo no me voy de este lugar hasta que el viejo me escuche“,entonces agarró unas hojas secas con las que las encendió con candela a la choza. El anciano viendo que su choza se prendía en fuego, corrió gritando y vociferando maldiciones a los hermanos, y les exclamó: “mientras que el mundo sea mundo, el fuego estará detrás de ustedes”; sorprendentemente el viejo que estaba dentro da choza era Olofin.
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